art interview presents/ JUAN BECU

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Hasta acá el camino fue increíble, arduo, laborioso pero muy generoso.  Me voy contento y pienso que en la Argentina hay un increíble potencial artístico y fue gracias a ese entorno que yo crecí y me desarrollé como artista. Mi carrera fue particular, en el sentido que nunca fue una carrera (risas) ya que no corro hacia ningún lugar especifico y eso marca una postura en mí como artista. Ese no pertenecer al circuito del arte contemporáneo joven del 2000 hizo que tuviera que auto gestionarme para conseguir muestras, mostrar mi obra, tratar de venderla y si bien eso fue en un principio muy duro, después con el tiempo me di cuenta que esa actitud terminó siendo una gran herramienta. Por otra parte la pintura emergente en el 2000 era vista como algo un poco viejo, la gente quería ver otra cosa y lo encontró en el arte Proyectual que tuvo su apogeo en la década siguiente. En ese contexto entonces me sentí un poco solo hasta que encontré un grupo de amigos que gozábamos todos de la experiencia de la pintura y asi formamos a los Caballeros del Caballete, con Nahuel Vecino, Alejandro Bonzo y Max Gómez Canle. Pero esa sensasión de aislamiento y de alguna manera de falta de atención por parte de la crítica y los curadores, nos hizo sentir, pienso yo, un poco a todos los pintores de esa época, que la búsqueda y los parámetros con los que se medía el arte contemporáneo del momento tenía que ir por otro lugar, básicamente porque no había otra opción. Ya habiendo pasado 15 años veo como cada uno de esos pintores, incluyéndome, fuimos desarrollando mucho nuestro trabajo. Justamente por no haber estado monitoreados por el establishment del arte en esa primera época de formación, pudimos experimentar una libertad de búsqueda que finalmente mostró sus frutos al punto que hoy hay una escena de pintores en la argentina importantes (Deborah Prudén, Valentina Liernur, Sofía Bohtlingk, Max Gómez Canle, Nahuel Vecino, Hernán Salamanco, Carlos Huffman, Andrés Sobrino y muchísimos más). Esta construcción de una poética desde los márgenes ha sido, no sólo en mi generación sino en otras pasadas también, como es en el caso de los pintores de la Boca, o Gómez Cornet, Cándido López, o mismo Marcia Shwartz, Londaibere, Eguía, Pombo y muchos otros; un modo de concebir el lenguaje de la pintura austral desde el costado de la historia. Ya desde el caso de los pintores viajeros de, que a parte de los ángeles arcabuceros son considerados los fundamentos de la pintura Argentina, son en realidad exploradores que venían en misiones a explorar los lugares y retratarlos para después mostrarlos en Europa. Los que vinieron aca, muchos de colonias alemanas y francesas, eran de alguna manera exiliados y su modo de ver La Pampa, cuando uno se acerca a las imágenes, es un modo intoxicado de manierismos europeos de la época, pero retratan escenas telúricas y románaticas como es la pintura de León Pallière y su Idilio Criollo, o Montvoisin y ese gaucho medio oriental, medio marroquí; es decir, nosotros somos esa raza híbrida y nuestra historia parte de estas mezclas. Por eso yo pienso que esto marca un modo de entender a la pintura argentina y un poco a los artistas y maestros que nos antecedieron. Por ejemplo en el caso de Malharro vemos el impresionismo en La Pampa, y con Petoruti el Cubismo, y los pintores de la generación de 1880, también retratan los escenarios de la marginalidad, como en “Sin pan y sin trabajo,” o el “Despertar de la criada”, o las escenas de mujeres bañandose de Prilidiano Pueyrredón, o inclusive en Berni y su serie de “Juanito y Ramona.” En la pintura Argentina el punto de perspectiva en el que se ubica el pintor es desde el punto de vista de los excluidos sociales. La resonancia de esa perspectiva tiene una impronta social que habla del genoma de los argentinos y su conflicto de clases que evidentemente siguen hasta el día de la fecha. En el caso de los pintores de mi época, podemos también ver que hay una temática recurrente que es la de la idea del fin del mundo, que en realidad podemos entenderla como un cambio de paradigma. Era un poco la atmósfera que todos nosotros sentimos después de la explosión de la crisis social del 2001, y sin querer ejercer una temática estrictamentepolítica en las obras, de alguna manera se retrata esta poética marginal como un recurso lingü.stico. Como uno podría observar en los fenómenos de BELLEZA y FELICIDAD ymuchos de sus artistas que trabajaban con estas poéticas. La vuelta a los materiales pobres como el barro, tan recurrente en obras de artistas de mi generación; o mismo las acuarelas,temperas, cartulinas, brillantinas etc, forman parte de un ecosistema en donde todos crecimos.En mi caso, cuando todo esto pasaba, decidí sumergirme en nuestra historia iconográfíca. Me metí de lleno a estudiar visitando todos estos conceptos y construyendo, a partir de ellos,largos paisajes deshabitados, como construcciones escenográficas e idílicas de los paraísos perdidos de la pintura argentina.

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ESA SENSASIÓN DE AISLAMIENTO Y DE ALGUNA MANERA DE FALTA DE ATENCIÓN POR PARTE DE LA CRITICA Y LOS CURADORES, NOS HIZO SENTIR, PIENSOYO, UN POCO A TODOS LOS PINTORES DE ESA ÉPOCA, QUE LA BÚSQUEDA Y LOS PARÁMETROS CON LOS QUE SE MEDIA EL ARTE CONTEMPORÁNEO DELMOMENTO TENÍA IR POR OTRO LUGAR, BÁSICAMENTE PORQUE NO HABÍA OTRA OPCIÓN.¨