MUSIC INTERVIEWS PRESENTS/ ROMAN FLUGEL

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“Happiness is happening” (La felicidad está pasando), propone Roman Flügel en

su último trabajo. Nos adentramos dentro de su universo para entender su

evolución dentro de la música electrónica, porque ha desarrollado una carrera

repleta de éxitos y sobre todo, porque en su sonido se esconden mensajes

cargados de significado. Hablamos con alguien que vivió un momento histórico

que cambió la forma de entender la música no sólo en Europa, sino en todo el

mundo.

Nos juntamos con Flügel para entender la visión de alguien que empezó tocando

el piano clásico y terminó convirtiéndose en productor, dj, y uno de los precursores

del techno a nivel internacional. Nos preguntamos cómo y cuándo ocurre un

cambio tan sustancial: qué pasó con un chico que empezó su carrera musical

dentro de una Alemania separada que le imponía una concepción artística

tradicional y cómo la caída del muro de Berlín provocó el derrumbe de esos

límites. Descubrimos a una persona llena de experiencias que han cambiado su

perspectiva tanto en la forma de enfocar el trabajo como en su manera de

entender la vida.

Si alguien realiza una búsqueda sobre quién es Roman Flügel, pueden

encontrar información sobre sellos como Ongaku, Klang o Playhouse, y

sobre tu trabajo con Jorn Elling Wuttke,

¿qué puedes contarnos sobre todo esto?

Estuve con estos sellos durante quince años. Todo empezó a principios de los

noventa en una pequeña tienda de discos en Frankfurt. Yo ya estaba produciendo

música con Jorn, les mostré a los propietarios lo que estaba haciendo y les gustó

mucho. Ahí es cuando decidieron producir un vinilo y así es como empezaron los

sellos, básicamente fuimos los primeros productores de música que sacaron un

disco. Desde ese momento, poco a poco, creamos una especie de empresa y una

marca y esto fue hacia adelante durante quince años. Hace unos seis años

decidimos no seguir adelante con el proyecto.

¿Por qué no?

Por diferentes razones. Algunos pensamos que había llegado a su fin. El nivel de

creatividad empezó a no ser tan alto y empezamos a tener problemas como en

cualquier relación. Además, las descargas ilegales comenzaron y los fondos

fueron cayendo. No pudimos pagar el alquiler ni las facturas, así que no tuvimos

más remedio que cerrar.

¿Y cómo lidiaron con ese problema?

Al principio fue bastante duro porque la idea de pagar por descargar música en

internet ni siquiera existía, pero tenías la opción de descargar gratis. Si tratas de

vender los temas pero al día siguiente se pueden obtener gratuitamente, la venta

resulta mucho más difícil. Pero hoy en día creo que la gente tiene otra mentalidad,

han empezado a darse cuenta de que pueden al menos pagar un dólar para

apoyar la música y podemos ganar algo de dinero. Además, antes no existían

espacios oficiales para vender música, como Itunes, así que obviamente, si la

gente tenía la oportunidad, la descargaba gratuitamente.

¿Cómo empezaste en el mundo de la música?

Comencé tocando la batería en diferentes bandas cuando tenía doce años y antes

que eso tocaba el piano clásico. En un momento tocar en bandas supuso algo no

tan reconfortante porque al ser un grupo de cinco o seis personas, la

compenetración entre todos es muy difícil y esto genera problemas. Si no se

alcanza un cierto nivel de éxito finalmente deja de ser divertido. Después, cuando

tenía quince o dieciséis años empecé a ir a clubs nocturnos, todavía no había

llegado el techno (hablo de 1986 ó 1987), pero me di cuenta de que había una

energía muy linda y advertí que la vida nocturna era algo que disfrutaba mucho.

De repente, en 1988 y 1989 hubo una gran explosión en Alemania, especialmente

en Berlín y Frankfurt. Con la caída del muro de Berlín se produjo el auge de la

música electrónica. A partir de ese momento, compré un equipo y me convertí en

mi propio productor.

¿Crees que el hecho de ser alemán ha sido crucial en el desarrollo de tu

carrera?

Quizás un poco por esta ola que tuvimos. Mucha gente se involucró con este tipo

de música y otros muchos comenzaron sus propios emprendimientos. Empezó

algo que no era común antes de ese momento. Esto combinado con el hecho de la

caída del muro y de que Alemania estaba unida de nuevo, generó una energía

muy interesante. Por eso fue bastante fácil para mí ser parte de aquello. También

teníamos algo de tradición en la música electrónica de los 60’s y los 70’s que

descubrí más tarde, y creo que es porque no tuvimos buena música pop o rock.

¿Sigues tocando instrumentos?

Sí, como dije tocaba el piano de un modo muy conservador y tradicional, tuve un

profesor durante mucho tiempo. Lo que hago hoy es improvisar mucho por mi

cuenta. Tengo un piano en casa y es algo que continuaré haciendo siempre

porque lo disfruto mucho. También tengo mi batería en el estudio, de vez en

cuando toco, pero no es como era antes.

‘Happiness is Happening’ es el nombre de tu último álbum. ¿Por qué este

nombre y qué puedes decirnos sobre la portada del disco?

El título del álbum viene de una frase de una canción de David Bowie. Me encanta,

escuché la canción y dije: “esto es lindo”, así que lo adopté para mi álbum. La tapa

del disco es totalmente lo contrario, no transmite precisamente felicidad. Y es eso

lo que me gusta, la contradicción, que alguien vea el título y piense: ¿la felicidad

está pasando o no?, ¿es una ilusión o qué es realmente?.

El artista es un pintor alemán, Sergej Jensen, que vive en Nueva York

actualmente. Estudió en Frankfurt y después desarrolló su carrera en Estados

Unidos.

¿Tienes alguna influencia de Estados Unidos (Detroit, Chicago…)?

Creo que no. No pienso demasiado en ciudades, o lugares concretos de

inspiración. Creo que hay gente que está totalmente dentro de lo que pasaba en

Detroit un par de años atrás, etc. No puedo sentirme identificado con eso. Creo

que tengo algunas influencias de Alemania, pero no es algo tan específicamente

relacionado con el techno: mucha música de los 70’s, con bandas como Kraftwerk,

que improvisaban y hacían música electrónica sin voz, es algo que en esa década

se llevaba a cabo con un buen nivel.

¿Cómo te convertiste en el productor de otros artistas?

Ellos mismos me lo pidieron. Si lanzabas un vinilo en los noventa y a la gente le

gustaba lo que hacías, te pedían hacer un remix, por ejemplo. Y si a otras

personas les gustaban esos remixes, te pedían otros. También cuando hice un

par de producciones para Sven Väth, que estaba buscando productores. Le gustó

lo que hacía y me pidió que colaborase con él. El resto de cosas que hice fueron

remixes para distintas compañías o artistas que estaban interesados en mi trabajo.

¿Escuchas algún DJ sudamericano o te gusta algún sello particular?

Me gusta Matías Aguayo, es uno de mis favoritos. El sello Cómeme es increíble.

¿Crees que algunos ritmos de la música que se crea en Sudamérica podría

contribuir a crear algo interesante en tu trabajo?

Definitivamente. Cuando estuve en Brasil por primera vez, fui a muchas tiendas de

discos en San Pablo y también en Río y compré música brasileña y sudamericana

en general. Me encanta no sólo el ritmo, sino que existe mucha creatividad y

realmente aprecio la música que se hace aquí. Pero definitivamente no está en mi

sangre como está en la de Aguayo. (Risas)

Si te proyectas en el futuro, ¿te ves haciendo esto por mucho tiempo o

quizás explorarías otros campos?

Bueno, espero poder hacerlo por mucho tiempo. Ya veremos, pero la verdad es

que sigo disfrutando mucho haciendo música. No es un trabajo “normal”, es algo

que aprecio y que me hace muy feliz. Así que no pienso mucho en el futuro,

simplemente continúo con lo que estoy haciendo.

¿Te ves bajo presión en el lanzamiento de nuevos trabajos o sientes que es

necesario reinventarse constantemente?

Sí, siempre existe algo de presión. Pero eso es un reto para la creatividad, es

bueno. No busco reinventarme a mí mismo ni creo que tenga que crear algo

completamente nuevo. Creo que he llegado a un punto en el que tengo cierto

fundamento y puedo usar esto, que además hace que me sienta bien en el

estudio. Al principio era más una búsqueda del camino propio en mitad de todo el

caos de creatividad y ahora no creo que esté un proceso de reinvención, pero sí

de crecimiento.

¿Consideras que Berlín es una ciudad con mucha rivalidad o la ves como

una capital de oportunidades para aprender y crecer profesionalmente?

Creo que Berlín es algo distinta al resto de ciudades de Alemania porque todavía

se puede tener un estilo de vida que no esté basado en tener una gran carrera o

algo así. Tienes que pagar el alquiler, pero todavía hay lugares baratos y existe un

estilo de vida alternativo. Pero al mismo tiempo hay mucha gente llegando a la

ciudad, muchas influencias internacionales y muchas gente dentro del mundo de la

música electrónica que piensa que yendo a Berlín será más fácil empezar una

carrera y esto a su vez crea cierta presión. Por lo tanto, no diría que es un lugar

donde todo es posible a cambio de nada pero sigue siendo distinto, comparándolo

con Frankfurt, que está más controlada por el dinero, donde la gente trabaja en el

mundo de las finanzas, no sería el mejor lugar para tener una after party, por

ejemplo.

En tu relación con el público, ¿prefieres una sala pequeña o una grande?

Es difícil de decir. Creo que en las salas pequeñas es más intenso porque se está

muy cerca del público, pero el sentimiento de estar enfrente de una audiencia

grande y ser capaz de hacer a todas esas personas bailar y disfrutar es algo muy

poderoso también. Así que no diría que una cosa es mejor que la otra. En general,

toco más en lugares donde hay entre 250 y 600 personas que en otros en los que

puede haber entre 600 y 3.500.

 Sabemos que vienes de tocar de D-Edge, en San Pablo, podríamos comparar

la sala principal con la de Watergate, a la orilla del Spree en Berlín ¿Podrías

recomendarnos buenos lugares para escuchar música electrónica tanto en

Berlín como alrededor del mundo?

¡Podría decir que D-Edge es incluso mejor! En Berlín hay muchos. No soy un gran

experto porque estoy siempre en otros lugares. He escuchado que Prince Charles

es un buen lugar. Para mí, Panorama sigue siendo mi favorito y es donde toco

más seguido. En Frankfurt, Robert Johnson es una buena sala. En cada país hay

siempre salas increíbles para ir. En América, por ejemplo, antes era difícil tocar

como DJ porque había un público diferente pero ahora mismo hay un gran cambio

y la gente se ha empezado a dar cuenta de su propia herencia, como la de

Chicago o Detroit. En Chicago te recomendaría visitar Smart Bar.

¿Podrías decir el mejor lugar dónde has tocado?

Es una pregunta difícil. Han habido muchas buenas fiestas. Pero si pienso en un

día especial, recuerdo mi última vez en Berghain, fue distinto, un domingo por la

tarde entre las 17 y las 21. Antes de eso había estado dos semanas de vacaciones

y no sabía qué me esperaba, tenía muchas grabaciones nuevas y realmente sentí

a la gente muy conectada. Parar de tocar en Panorama y escuchar a la gente

aplaudiendo y disfrutando, es ése el sentimiento que realmente disfruto más.

¿Has hecho algún viaje que haya supuesto un cambio en tu vida?

Me encanta viajar. He estado en India varias veces y es un lugar muy especial

para mí. En una perspectiva mental, ha sido un cambio para mí porque he

aprendido a arreglármelas con una sociedad completamente distinta. Todo, desde

lo más feo hasta lo más bello, es muy distinto. Si lo comparo, por ejemplo, con

Berlín, un lugar donde todo está bajo control, India es un lugar donde la gente está

mucho más bajo la influencia religiosa, por ejemplo, y por los rituales, te das

cuenta de que la vida cotidiana está conectada con algo más, algo que nosotros

hemos perdido completamente. Fue interesante para mí darme cuenta de eso.

¿Y algún libro?

Hay muchas cosas que se deberían leer, pero ahora mismo no tengo un libro

específico. Actualmente estoy leyendo mucho sobre la situación que atravesamos

en que la religión se ha convertido en un tema importante en Europa porque está

desatando enfrentamientos otra vez. Musulmanes luchando contra cristianos y

viceversa. Existe una atmósfera extraña ahora mismo porque está explotando de

alguna forma y te preguntas, ¿por qué está pasando esto?, así que empecé a leer

bastante sobre el tema para saber más sobre ideologías. La religión no juega un

rol importante en mi vida, pero me gusta saber por qué la gente es capaz de luchar

por eso.

¿Hay algún objetivo que quieras alcanzar en tu trabajo y todavía no hayas

alcanzado?

Es una buena pregunta, porque nunca pensé en tener una gran carrera, siempre

estuve más centrado en lo que sentía adentro, en lo que quería hacer y tuve el

privilegio de hacer lo que hago ahora. Así que estoy muy feliz de continuar por

este camino y no existe la idea de tener un plan concreto. De hecho estoy feliz de

lo que he estado haciendo los últimos veinte años, y es un placer formar parte de

esto. Cuando empecé nunca existió la idea de desarrollar una carrera como DJ,

pero hoy en día sí se entiende como una profesión que algunas personas tratan de

alcanzar. Creo que se trata de poner algo dentro para obtener algo fuera: ofrecer

toda tu creatividad.

Si hay algo que Roman Flügel tiene claro es que quiere continuar trabajando. En

su agenda las próximas fechas son en Europa. Tocará en países como Francia,

Alemania, Holanda o España, destacando especialmente su paso por los festivales

Primavera Sound y Sónar, ambos celebrados en Barcelona. Por el momento,

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TEXTO CARLA SANTANGELO  PH NACHO G RIAZA